Por Coín las sierras del cordón montañoso litoral se asoman al valle del Guadalhorce entre los alcornoques y pinares de Alpujata. Allí, al sur del municipio y de esta comarca, las tierras de Coín esconden parajes de gran belleza. En el que se conoce con el nombre de La Fuente, el río Alaminos baja en torrenteras desde los manantiales de Sierra Negra (1.037 m.) por la vertiente Rosa y tras 700 metros de caída se sosiega en el fondo de un estrecho valle entre huertas salpicadas de casas de labor y de recreo. Sus aguas son tan puras que en los pozancones del Charco del Infierno, junto al Tajo del Rayo, se han llegado a ver nutrias. Muy cerca de este paraje existe otro más recoleto pero también de gran belleza.
La Albuquería, en donde el río Pereilas, que baja desde Sierra Alpujata (1.073 m.) ha formado un pequeño valle cubierto de naranjos y limoneros, que contrasta con lo abrupto de las laderas que lo flanquean. Unas laderas que pasan de los alcornoques y pinares a las terrazas de frutos subtropicales gracias a las excelentes condiciones climáticas del paraje y a la abundante agua que encierra en sus entrañas la sierra. Las huertas que tímidamente asoman por los parajes intramontanos de la Fuente y la Albuquería, al salir de la sierra se convierten en protagonistas principales del paisaje de Coín, bien sea arropando a la población por Valdeperales, Huertas Viejas y Huertas Nuevas, o bien uniendo los valles de río Grande y su afluente el Pereilas antes de salir al Guadalhorce. Allí donde el agua no llega, los campos de Coín son de olivares que ocupan lomas y pequeños cerros o de cereal que cubren los terrenos ondulados al norte de río Grande.
Durante la época romana la ciudad se llamó Lacibis, posteriormente La Cobin y por último Castro Dacuan, de donde se cree que los árabes formarían el nombre de Cohine. Estos últimos serían los que dieron un impulso definitivo a la ciudad convirtiéndola en la más importante de la zona. El viajero tangerino Ibn Batuta a su paso por estas tierras describió a Da-Cuan (o Dacuan) como ” alquería o castillo hermoso, con muchas aguas, arboledas y frutales “. Y es que durante el período musulmán se desarrolló de forma importante la agricultura, hasta el punto de que aún se conserva una buena parte de la infraestructura de riegos de aquella época. Atraídos por la pujanza económica de Coín acudieron los judíos, que impulsaron el comercio y dominaron las transacciones comerciales de vinos, aceites, higos, pasas y almendras.
En 1485, la ciudad fue tomada por las tropas cristianas y diez años después ya se habían hecho las reparticiones de las propiedades y bienes de los musulmanes. Tras un período de decadencia, la repoblación con cristianos viejos permitió el resurgimiento de la villa y la recuperación de su economía.
Algunos de estos paisajes los podrás disfrutar siguiendo alguna de estas rutas que te proponemos…
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