Ha crecido entre discos. Su padre siempre fue un melómano. Él llevó la movida a Coín directamente desde Madrid. Incluso ‘pinchaba’ en fiestas. Es el único gen artístico de Paula Domínguez (Málaga, 1984). Nadie en su familia se ha dedicado a la música. Pero a ella poco le ha importado. Desde pequeña lo tuvo siempre claro. Con cinco años ya emulaba a Pedrito Fernández cantando aquello de ‘La de la mochila azul’, y con ocho años ya decía que quería ser cantante. Sus modelos por aquel entonces eran nombres como Laura Pausini o Mecano.
{source}
<iframe width=”425″ height=”349″ src=”http://www.youtube.com/embed/V85pOP2n3-w” frameborder=”0″ allowfullscreen></iframe>
{/source}
 
No podía ser de otra forma. Con 16 años empezó a dar clases de canto en Marbella. Una vez terminada la Selectividad, quiso marcharse a Liverpool para seguir formándose, pero no tenía el nivel de inglés requerido. Así que optó por quedarse en España, pero no en Málaga, sino en Barcelona. Allí pensó que tendría «mas posibilidades». Entonces, siguió el camino de la música mientras estudiaba Derecho. Solo duró cuatro meses en la universidad. Suspendió. Lo peor es que también se quedó fuera de la Escuela de Música. De ahí a la depresión había un paso. «Fue un bajón impresionante», recuerda. Entonces, regresó a Marbella. Fue una inyección de vitaminas. «Mi padre me dijo: si quieres hacer música tienes que ser la mejor. Volví a Barcelona con el chip cambiado», asegura quien incluso se presentó un par de veces a los castings de ‘Operación Triunfo’ como «un atajo a la desesperada». No tuvo éxito, pero ahora se alegra de no haberlo tenido: «Te das cuenta de que no tiene nada que ver con la realidad».
 
Han pasado nueve años y Paula Domínguez empieza a ver color a su futuro. Su formación en la escuela Taller de Musics le ha dado tablas y le ha abierto las puertas para trabajar junto al legendario Santiago Auserón como corista, colaborar con el músico y compositor menorquín Cris Juanico, participar en el disco recopilatorio de Sony ‘Sonido urbano’ o compartir escenario con músicos y bandas como Fundación Tony Manero, Calima y Concha Buika.
 
«No era un hobby, cada vez lo he ido viendo más claro, para mí era algo serio. No quería tener un grupo y punto, sino mejorar, aprender, avanzar». De hecho, aún sigue estudiando. Pero desde un principio, Paula Domínguez ha sabido compaginarlo con las actuaciones. Lo suyo siempre fue el soul, el funk, el jazz y la música moderna. Era lo que estudiaba. Y hasta hace unos dos años, era lo que sonaba en sus conciertos. Sin embargo, la joven malagueña no acababa de encontrar su sitio. «Estaba defendiendo unos temas que eran míos, pero que no terminaba de creer. Quería hacer algo que me hiciera sentir más auténtica». No había dudas: tenía que dar un giro. Empezó a formarse en cante flamenco y vio la luz. Se dio cuenta de que soul y flamenco tenían mucho más en común de lo que parecía. Le «ha abierto la mente» y le ha hecho descubrir nuevos matices en su voz. Tanto es así que actualmente estudia grado superior en la modalidad de flamenco.
 
«En unos años todo me ha cambiado», advierte convencida de que se le «empieza a abrir otro círculo». Y en él es donde se siente a gusto. Hasta el punto que ha puesto en pie un trabajo muy personal. «Me ha costado realizar proyectos con los que me identifique, y por fin he conseguido hacer algo que me convence y me entusiasma».
 
Más libertad
Se refiere a ‘Soul de lunares’, una mezcla de flamenco y soul con la que cree haber «dado en la tecla», con un tipo de fusión «que no se reconociera ya en otros artistas». ¿La clave? Cantar soul sobre patrones flamencos. «Apenas mezclo, los acordes son de música moderna, pero el ritmo va por palos de tangos, bulerías… y eso es lo que me da más libertad para poder hacer giros con la voz», puntualiza Domínguez ilusionada porque ahí ha encontrado «una especie de explanada».
 
Y es que su intención no es solo «vivir de esto»: «No es que me quiera hacer rica, ni mucho menos. Solo quiero currar en esto. Hacer conciertos, darles vueltas a los temas, crear». Y para ello busca presentar este ‘Soul de lunares’ en toda España. Porque, curiosamente, es más conocida en Cataluña que en Málaga. De momento, ya ha visto engrosado su cupo de amigos en Facebook e incluso ha actuado en una televisión nacional. «Lo que he hecho hasta el momento no ha tenido mucha repercusión. Intento que ahora sí la tenga». Su voz lo merece. Ojo con esta chica.
 
Fuente: diariosur.es